Nunca dejan de sorprender los ataques gratuitos y las caricaturas zafias de los tópicos.. Además utilizando como reclamo una portada de New Yorker con un enfoque claramente opuesto
La historia de Flora, esa mujer víctima de todos los «soma» que ofrece la posmodernidad y que protagoniza la portada de «The New Yorker».